miércoles, 1 de junio de 2011

Nietzsche y Foucault.


              Pocos pensadores franceses han sido tan influenciados por Nietzsche como Foucault, pues, desde una perspectiva filosófica es imposible reinterpretarlo sin recurrir a Nietzsche.
      Foucault ha hecho chirriar a Nietzsche, lo ha deformado, hecho gritar y esa única marca de reconocimiento, forma parte de la estrategia en la que se instauran las piezas de un filósofo del acontecimiento, de lo que sucede en su presente, y en este sentido, su papel como filósofo al igual que el de Nietzsche en su tiempo, fue el de diagnosticar los procesos y relaciones de poder y de fuerzas que atraviesan al hombre y lo constituyen como tal.
      Múltiples paralelismos entre ambos pueden ser establecidos; considerar al cuerpo como la figura central en donde se inscriben las relaciones de fuerzas, o considerar las relaciones belicosas de los hombres como trasfondo para comprender los avatares políticos de la historia. Por solo mencionar algunas de las huellas indelebles del pensador alemán en el filósofo del poder que más ha influido en la problemática política del pasado siglo XX.
            En esta oportunidad, nuestra tarea será la de pensar en Foucault como aquel que enfrentó el desafío nietzscheano de pensar la verdad en su sentido extramoral y cuestionó acerca del valor de esa verdad. Se preguntó cuál es el valor que se le asigna a los discursos de verdad en las sociedades occidentales.
       Sobre el cuerpo dolido de occidente reflexionaron, con metodologías distintas, tanto Nietzsche como Foucault, el uno a partir de sus propias intuiciones, hundimiento y una aguda mirada psicologista sobre el hombre como especie heterogénea, el otro, desde la sublevación de los saberes sometidos, el saber erudito de los archivos polvorientos y en los saberes populares, el saber de la gente misma, ambos sometidos por la ciencia, por eso su movimiento genealogista parte de la deconstrucciòn de la unidad del saber científico.
        Nuestra propuesta consiste en analizar algunos puntos de Sobre verdad y mentira en sentido extramoral y de la Genealogía de la moral.
        Estos escritos que pertenecen a distintos periodos de la escritura nietzscheana, seràn reinterpretados a partir de algunos interrogantes que retoma Foucault, ¿cuál es el valor del conocimiento para el hombre?, ¿por qué una ciencia sobre el hombre?, estas cuestiones, son, entre otras, motores de la búsqueda foucaultiana, inspirada en los motivos por los que el sujeto es reenviado a dominios de saber.
         Sobre verdad y mentira en sentido extramoral Nietzsche enuncia que la sociedad establece al hombre un compromiso para existir, y es la mentira la que los vincula, debido a que el intelecto, que según Nietzsche ha sido añadido al hombre en la lucha por la existencia, desarrolla sus fuerzas principales fingiendo.
           El hombre desea existir en sociedad, aún desconociendo de donde procede el impulso hacia la verdad, y no es sino a través del compromiso de mentir de acuerdo a una convención firme, como el hombre, amnésico de su situación, designa y construye conceptos.
              Preguntarse por el sentido de la verdad, por la construcción de los conceptos con los que trabaja la ciencia, es también cuestionar acerca de los discursos que generan efectos de verdad.
             En este sentido, desde el punto de vista foucaultiano, podemos decir, que para vivir en sociedad el hombre necesita un régimen de verdad, producir y administrar la verdad, teniendo en cuenta que múltiples relaciones de poder atraviesan a la sociedad, y que éstas no pueden ejercerse sin una producción, acumulación y funcionamiento de los discursos de verdad.
            De esto se desprende que la interrogación de Foucault, no yace en la verdad o falsedad de los discursos, sino que al igual que Nietzsche, se pregunta por el valor o utilidad de los discursos para el hombre que necesita vivir gregariamente.
          Sobre verdad y mentira en sentido extramoral   Foucault encuentra en Nietzsche un tipo de discurso que hace el análisis histórico de la formación misma del sujeto que no admite la pre –existencia de un sujeto de conocimiento, en este sentido, el filósofo francés se enfila dentro de la tradición que deconstruye la unidad del sujeto cartesiano que se anclaba en la continuidad entre el deseo y el conocer, el instinto y el saber, el deseo y la verdad.
             Es en este sentido, en el que Foucault utiliza el texto que hemos analizado, ya que considera que Sobre verdad y mentira, rompe con la tradición filosófica más antigua y arraigada de occidente.
           Tomando el conocimiento como una invención, Foucault sostiene que para acercarse al conocimiento en su invención, debemos hacerlo "como políticos", o sea, se debe comprender en primer lugar cuales son las relaciones de lucha y de poder que están en el "origen" del surgimiento del conocimiento mismo.
             Solamente si se comprenden las relaciones de fuerza y dominación de los hombres entre sí, nos es posible husmear en aquellas factorías de ideales en las que se crean las verdades del hombre, esto nos proyecta hacia una historia política del conocimiento.
        En este planteo del conocimiento en su vertiente mas política, Foucault se preguntará entonces, ¿por qué es necesario un saber sobre la sexualidad, la locura o el sujeto criminal y no, qué hay de verdad o de falsedad en esos discursos?, apartándose de la antinomia entre la verdad y falsedad, Foucault cuestiona sobre los efectos que tiene la verdad.
         Los discursos que generan efectos de verdad, posesionados en el sentido nietzscheano, no serán correspondencia entre discurso y realidad sino preguntas sobre el valor o utilidad de la verdad.
              ¿Cómo construirle una memoria al animal hombre?, pregunta Nietzsche en La genealogía de la moral, si el hombre, que no sabe nada de si mismo, "descansa sobre la crueldad, la codicia, la insaciabilidad, el asesinato, en la indiferencia de su ignorancia" , y allí se inscribe también la idea foucaultiana de analizar el despliegue de los dispositivos disciplinarios para reconstruir la genealogía del alma moderna. , nos lega la pregunta por el valor de la verdad y no por la verdad misma, y es allí donde el filósofo francés inserta su obra en la perspectiva nietszchena preguntando por el valor de la verdad en los dominios de saber que inscriben al sujeto como objeto de conocimiento. , es, de las obras del primer periodo de Nietzsche, las que más claramente expone el problema de la verdad.
                La genealogía, para Foucault, no pretende remontar el tiempo para establecer una gran continuidad por encima de la dispersión del olvido. Su objetivo no es mostrar que el pasado está todavía ahí bien vivo en el presente, animándolo en secreto después de haber impuesto en todas las etapas del recorrido una forma dibujada desde el comienzo. Para Foucault, la genealogía, hace aparecer, en el teatro de los procedimientos, la historia de las morales, de los conceptos metafísicos, y no tiene como finalidad reconstruir las raíces de las identidades sino disiparlas.
            Foucault plantea que la genealogía tiene que servir para la deconstrucciòn del discurso científico, es decir, debe establecer discontinuidades allí donde se cree que hay una unidad en el saber. Al definir a la genealogía como anticiencia, libera un combate contra los efectos de poder propios de un discurso considerado como científico, es decir, que el saber adquiere un rasgo de combate, de lucha, de enfrentamiento, ya que no es posible hablar del saber como de "algo en si", sino que en su reinterpretación de la crítica de Nietzsche al concepto de verdad tradicional, o sea a la correspondencia entre nuestro pensamiento (logos) y una realidad en si de las cosas,        Foucault propone el término: efecto de verdad .
        Con respecto a la utilidad del conocimiento en los ámbitos en los que se desenvuelve el ser humano, ese mismo interrogante está planteado en la genealogía de la moral, cuando la pregunta pasa por el hombre convertido en objeto de dominación.
        En este sentido, nuestra interpretación nos conduce a afirmar que en Nietzsche, el hombre ejerce su dominio sobre el animal hombre, por una voluntad de poder, y en Foucault el ejercicio de poder produce al sujeto mismo a través de reinsertarlo dentro de los mecanismos disciplinarios que surgen paralelamente a la sociedad capitalista.
         Foucault inscribe la crítica de Nietzsche al saber que se pretende científico, en los dominios en los que el objeto a conocer es el sujeto, y los discursos que de allí surgen no pueden ser considerados en si mismos ni como verdaderos ni falsos, dichos discursos no pueden ser calificados de otra manera más que como generadores de efectos de verdad.
     En una entrevista, refiriéndose a la influencia de Nietzsche en el pensamiento contemporáneo, Foucault declara que si hubiese sido pretencioso hubiese llamado a su proyecto genealogía de la moral. Luego considera a Nietzsche como el filósofo del poder que ha llegado a pensar esta categoría sin encerrarse en el interior de una teoría política para hacerlo.
          En Defender la Sociedad, Foucault pregunta al referirse a las investigaciones que desarrollarà en el Collage de France, ¿qué es el poder?, y propone dos hipótesis para responderla, la primera se refiere al esquema economicista, en la cual el mecanismo por el cual funcionaría el poder sería la represión, y la segunda: el enfrentamiento belicoso de las fuerzas, según la cual el poder es entendido en sentido de dominación y no de represión. Aquí se marca la profunda diferencia que va a sostener Foucault con respecto al marxismo y al psicoanálisis.
        Los discursos morales también funcionan en la sociedad como discursos de verdad, en el sentido de que son discursos que regulan normativamente los comportamientos de los hombres en sus relaciones con los demás, y con si mismos. En este sentido lo que llamamos discursos morales o moralizantes y discursos científicos no diferirían demasiado.
       Ambos poseen su historia, sus condiciones de surgimiento, y conllevan determinados efectos de verdad, en rigor, efectos considerados como "un decir verdadero".
         Según nuestra interpretación, Foucault habla de los juegos de verdad en los que el propio sujeto se plantea como objeto de saber posible; juegos diversos de verdad en los que el ser humano ha llegado a ser objeto de conocimiento.
          Nietzsche cree que el hombre necesita de la verdad para constituirse como tal, y lo que Foucault retoma tanto de Sobre verdad y mentira en sentido extramoral como de la Genealogía de la moral es la idea de la reticulaciòn de cada pueblo sobre la verdad, no de manera arquetípica y eterna, sino en el modo en que históricamente el sujeto se constituye en esa verdad. En este sentido, toma como regla de método eludir tanto como sea posible, para interrogar en su constitución histórica a los universales antropológicos.
        En cada sociedad existen construcciones y cielos conceptuales, y tanto Nietzsche como Foucault intentan mostrar el origen humano de esas formas.
         Si bien en La genealogía de la moral, la voluntad, como esencia de la vida, como artista que da formas, es quien establece poder sobre el cuerpo, Foucault sostiene que es en el cuerpo donde se reinscriben las relaciones de fuerza, porque no hay nada mas material que el ejercicio de poder, para él, el cuerpo, es superficie de inscripción de los sucesos, mientras que el lenguaje los marca, y la genealogía como análisis de la procedencia, encargándose de la disociación del " Yo", tiene como misión mostrar al cuerpo como impregnado de historia y a la historia como destructora del cuerpo.
          Como conclusión podemos decir, siguiendo a Foucault: el problema "no es cambiar la conciencia" de la gente o lo que tiene en la cabeza, sino el régimen polìtico, económico, institucional del poder de la verdad.
          Tanto en Foucault como en Nietzsche, de lo que se trata es de liberar la verdad de todo sistema de poder.
 
 

 
Bibliografía
Foucault, M., Microfìsica del poder, Ediciones de la Piqueta, Tercera edición 1992, Madrid.
Foucault, M., La verdad y las formas jurídicas, Editorial Gedisa, Junio 2003, Barcelona.
Foucault, M., Obras esenciales, volumen III, Estética, ética y hermenéutica, Ediciones Paidòs, 1999, Barcelona
Foucault, M, Defender la sociedad, Fondo de Cultura Económica, 2001, Argentina.
Nietzsche, F., Sobre Verdad y Mentira en sentido Extramoral
Nietzsche, F., Genealogía de la Moral, Editorial Alianza, 1994, Madrid.


     



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